MI PAREJA - MI ESPEJO
Una vez que estableces una relación, das por sentado que el otro va a estar ahí; eso es lo que destruye todas las relaciones. La mujer piensa que conoce al hombre; el hombre piensa que conoce a la mujer. ¡Nadie conoce a nadie! Es imposible conocer a la otra persona, esta sigue siendo un misterio. Relacionarse significa que siempre estáis empezando, que siempre estáis intentando conoceros. Una y otra vez os estáis presentando a la otra persona. Estáis intentando ahondar cada vez más en el reino de sus profundos sentimientos, en los profundos recovecos de su ser. Y si te relacionas y no lo reduces a una relación, el otro se convertirá en un espejo para ti. Al explorarlo, sin darte cuenta, te estarás explorando también a ti mismo. Al profundizar en el otro al descubrir sus sentimientos, sus pensamientos, sus más profundas emociones, estarás descubriendo también tus más profundas emociones. La relación es algo feo; relacionarse es bello. En una relación, ambas personas se vuelven ciegos hacia el otro. Simplemente piensa ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que miraste a tu mujer a los ojos? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que miraste a tu marido? Has dado por hecho que la conoces, ¿Qué más hace falta mirar? Estás más interesado en los desconocidos que en la gente que conoces; conoces toda la topografía de su cuerpo, sabes cómo reaccionan, es un círculo vicioso, una y otra vez. No es así; en realidad, no es así. Nada se repite; todo es nuevo cada día. Sólo tus ojos envejecen, tus suposiciones envejecen, tu espejo tiene ya tanto polvo que eres incapaz de reflejar al otro. Cada individuo es un misterio tan infinito, inagotable e insondable que nunca podrás decir: “Ya lo conozco”. Como mucho podrás decir “He hecho todo lo posible, pero el misterio sigue siendo un misterio. De hecho cuanto más lo conoces, más misterioso se vuelve el otro. De esta manera, el amor es una aventura constante. Párrafos extraídos de Osho “Amor, Libertad, Soledad”.